Por Manuel Velásquez
En el año en el que un Papa volvía a pisar suelo chileno y en el que la presidenta que había recuperado su mandato lo dejaba para que su antecesor fuese su sucesor, en Curacautín algo grande se estaba forjando. Impulsados por la desigualdad y las ganas de ayudar, un grupo de jóvenes decidió reunirse para hacer lo que mejor saben, y no solo pasarlo bien, sino también para lograr que decenas de familias tuviesen una feliz navidad.
Así es como nace Navirrap, un evento que, a través de la música, llevó alimento y juguetes a cientos de hogares curacautinenses.
"En ese entonces fue una tocata bien chiquitita, como de una semana a otra, la que hicimos el 2018 en la multicancha de la Villa Los Ríos”,dice Pedro Valencia, uno de los organizadores. “Siempre tuvo ese enfoque de autogestión, de ayudar a la gente y reunir regalos y alimentos no perecibles para entregar en forma de canasta familiar”.
Era difícil que esa primera tocata hiciera pensar en lo que se transformaría más adelante, pues su éxito no solo seguiría recaudando provisiones, sino que también sería la causa y testigo de la formación de una hermosa familia. Quienes formaron parte del Navirrap vieron en su unión algo grande y no quisieron perder el contacto, así que decidieron formar Kurapkautín, “la agrupación surgió a partir del Navirrap para que no se cortaran los lazos y seguir con la misma energía avanzando”, dice Pedro.
Bastíán Carrasco, mejor conocido como Basto
Y así, con una pausa en 2019, siguieron en 2020 y 2021, y cada vez les fue mejor. “Siempre el objetivo ha sido duplicar lo que se ha juntado los años anteriores”, afirma Pedro, “el 2021 se logró reunir 10 canastas familiares y 80 regalos. Fue igual harto trabajo, pero salió todo bien al final”. Sentimiento que comparte Jennifer Álvarez, también conocida como (a.k.a) Astro Lirika, integrante de la agrupación, “se hizo bastante en Navirrap el año pasado, fue difícil, pero salió adelante y pudimos a llegar a otras personas en Navidad, que tuvieran una cena digna y que los niños recibieran regalos”.
Ese fue el punto que me motivó para unirme con los cabros y ver qué más se puede hacer aquí, cómo podemos sacarle más provecho a esto, cómo podemos hacer que tomen nuestro arte más en serio y, de paso, al menos personalmente, ayudar a la gente”, declara Bastián Carrasco, a.k.a Basto, que tras participar del evento no lo quiso soltar.
Kurrapkautín está formado por alrededor de 15 personas (el número va variando) que no solo se dedican a rapear, sino que también involucran otras áreas de la cultura del hip hop, tales como el break dance y el graffity. Han tenido colaboraciones con artistas de todas partes del país y, asimismo, han sido invitados por otras agrupaciones similares para participar en sus actos benéficos, como el realizado en Traiguén para recaudar fondos para las víctimas de incendios forestales.
El pasar de ser una decena de organizadores por cuenta propia a unir fuerzas y ser solo una gran agrupación cambió mucho el panorama. “Antes, siempre organizando eventos por la cuenta de uno, era difícil que nos pescaran. Si necesitábamos un permiso era difícil conseguirlo, teníamos que hacer los eventos así no más entonces se nota la diferencia, ahora somos más mentes, hay más contactos también, más motivación; si no puede uno, puede otro”, dice Basto respecto a las diferencias que hay entre trabajar solos a trabajar en equipo.
Esta unión resulta útil para poder seguir organizando obras benéficas, pues su plan a corto plazo es recaudar fondos para darle comida y abrigo a perritos callejeros y volver con todo al Navirrap del 2022.
Ha de ser una experiencia increíble hacer lo que más te gusta no solo para la propia satisfacción, sino que para ayudar al prójimo. “Me llamó la atención querer ayudar a través de un arte que está mal visto por la gente más adulta. Que se pudieran romper un poco los estereotipos de que los raperos solamente salen a fumar o a tomar; que sea ayudando a la gente fue bacán”, confiesa Astro.
Sin embargo, la ayuda que brinda Kurapkautín no es solo tangible, hay un aporte que va mucho más allá de poder dar alimentos a una familia, es, también, un bálsamo para el alma, como dice Pedro "la música hoy en día es supernecesaria, es una salida, un desahogo, es una oportunidad de hacer algo bueno entre todo lo malo que hay". Y todo esto desde una cultura que sigue siendo mal vista por ciertos grupos, estigmatizada bajo los ojos críticos de quienes no comprenden estilos ajenos, siendo más fácil pensar en enemigos imaginarios que detenerse a ver lo que realmente significa. Según Pedro "no ven que muchas veces esto es una terapia para las personas el rap, el arte en general".
Astro tiene un punto de vista optimista respecto a los estereotipos y, más allá de preocuparse de lo que la gente piensa, decide ocuparse al respecto “yo creo que poco a poco se puede ir cambiando esa mentalidad, y es que, al fin y al cabo, con Navirrap nos hemos acercado a las personas, ellos se dieron cuenta de que el hip hop también es unión entre nosotros como panitas y ayudar a la gente”. Estos estereotipos son los que, tal vez, afectan a la inserción de mujeres a la cultura hiphopera, pues Astro, si bien se siente en casa participando en la agrupación, no niega que a veces le gustaría tener “una panita” que la acompañe, y así perder un poco de pánico escénico; “lamento decir que en Curacautín soy, entre comillas, una de las más conocidas dentro del círculo, porque no hay otras mujeres que hagan música, predominan los hombres para hacer música en lo que es hip hop”, expresa Astro, no como una crítica a la inexistencia de espacios, sino como motivación para que más mujeres se atrevan a participar.
El mismo Kurrapkautín es un espacio para la libre expresión y a la colaboración en grupo, como dice Basto, “eso es importante sentirlo, que hay más gente motivada, que si tú amaneces un poco desmotivado, sin ganas de hacer algo, el otro va a poder apañarte un poco”. Se trata de un espacio que, como se ha expresado, también sirve de unión y ha sido testigo de enternecedores escenarios, como el que destaca Pedro “se dieron momentos bonitos en la última tocata. Vino un chico de Temuco que hacía graffity y rapeaba y se subió al escenario a rapear con su mamá. Ahí se ve que va perdurando la cultura que es antigua”.
Un rescate cultural, un acto filantrópico y un punto de encuentro son algunos conceptos que no alcanzan a definir todo lo que significa Kurapkautín, una organización admirable y un modelo digno de seguir. En palabras de Astro, “Kurrapkautín es familia; un familia unida por la misma voz, por la misma lírica. Es familia, de verdad que es familia: nos vemos todos los días, estamos preocupados uno del otro. Kurapkautín es una familia unida por la misma pista”.
Jennifer Álvarez, la talentosa Astro
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