Por Manuel Velásquez
Un Viaje Al Fin del Mundo
Más allá del fin del mundo se encuentra una franja de tierra, otrora emblanquecida por infinitos cristales de hielo, que en sus suelos marrones y sus débiles costas alberga a su hermosa, aunque indefensa, fauna. Lo que antes era un trozo de hielo, ahora no posee nada más frío que la indiferencia. Majestuosa y serena como siempre, esta franja de escasa nieve se encuentra a la espera de una nueva especie; de una nueva evolución.
Pero no todo es frialdad (en el mal sentido de la palabra).
Una invasión de sus suelos, aguas y rocas por parte de seres con trajes especiales y dispositivos futuristas llama la atención de focas, pingüinos y otros. Son científicos, una especie que se dedica a investigar y encontrar soluciones a problemas que afectan a la humanidad, a los animales y, en fin, al mundo. Estos seres parecieran venir de otro planeta. Entre los invasores se encontraba un joven cineasta llamado Patricio Quezada que, si bien pertenecía a una especie diferente, de a poco terminó hablando el idioma de los científicos y, a la vez, los científicos terminaron hablando el idioma del cineasta que, en colaboración con sus nuevos amigos, registraría una aventura para la prosperidad.
Patricio (Picho) Quezada
Comienza la Aventura
Apenas unos cuantos días antes de emprender el viaje, Patricio -conocido también como Picho en el mudo artístico- se entera de que fue ganador del Concurso Cobertura en Terreno de la 56° Expedición Científica Antártica organizado por el Instituto Antártico Chileno (INACH). El joven realizador tomó su cámara y trípode (que más tarde se le rompería), compró un micrófono de camino y se embarcó junto al equipo a lo que seríano de los viajes más importantes de su vida. “Para mí fue supermágico y fue la prira vez que como artista sentí que me pasaba algo importante”, comenta.
Inspirado por las focas e impulsado por sus sueños infantiles, el cineasta pisa suelo antártico; amarga fue su sorpresa al no escuchar el crujir de la nieve recibiendo a cambio un zapato cubierto de lodo, “cuando fui no había nieve, porque estaba en pleno verano. Te sientes en otro planeta porque la tierra era negra, ves glaciares gigantes; los pingüinos están en todas partes, pero te sientes en un lugar muy raro, algo que nunca había visto en mi vida, como que todo era volcánico, estabas aislado, veías la magnitud de la naturaleza”.
Foca cangreja, por Picho
La Grabación
El ahora extraterrestre y cineasta comenzó su trabajo de filmación que en un principio duraría tres semanas, pero que resultó siendo de no más de 10 días en terreno. Durante su estadía se dedicó a recopilar testimonios de un grupo de científicos y científicas no solo de Chile, sino también de otros países de la región -como Ecuador- y del mundo -como Irak y Países Bajos- documentando el trabajo que hay detrás de nueve investigaciones que se estaban llevando a cabo en el terreno antártico. Tuvo que apurar el trabajo a la mitad del tiempo “pero todo pasa por algo; fue una crisis creativa lo que me pasó”.
Sin embargo, la intención inicial de Picho era otra “yo estaba investigando focas. Mi objetivo era ver focas en la Antártica, de eso era el proyecto. Justo apareció la oportunidad y aproveché de tomarla y así aprovechar de ver focas. Estuve haciendo otras cosas, pero igual vi focas en salidas a terreno”. No obstante, el trabajo final y esta convergencia con los investigadores terminó en la concepción de un film y una relación maravillosa.
“Me sentí muy identificado con los científicos, todo lo que hablaban es lo mismo que ellos viven en la ciencia. Hubo mucha conexión”. Se dieron cuenta de que, aparte de las similitudes, se necesitan el uno al otro, hubo un complemento entre ambas áreas, “la cultura está llegando a la ciencia y viceversa. La ciencia necesita de la cultura para llegar a la gente, porque se publican papers y nadie los lee (…). Cuando trabajé con los científicos entendieron el lenguaje audiovisual para comunicar con la gente”.
Todo eso queda plasmado en Homo Sapiens Antarticus, una visión más sensorial de lo que es estar en la Antártica investigando y viviendo en las adversas condiciones que brinda el clima polar, “sí o sí apliqué mi punto de vista en todo, fue mucho más cine arte, no tan informativo”; sin embargo, inevitablemente no deja de ser educativo por naturaleza, pues el propio Patricio afirma haber llegado a su casa mucho más sabio de lo que se fue. “Estuve supermetido en el laboratorio, siempre; además, yo no sabía nada de ciencia, solo de focas, así que cada vez que me hablaban quedaba muy impresionado”.
El documental se basa plenamente en el trabajo de los científicos visto desde el punto de vista de una persona ajena a ellos que quiere contar qué se siente estar ahí y darle el crédito correspondiente a sus protagonistas. “Si bien yo no consumo mucho material científico -solo de focas o investigación- de lo que yo he visto de la Antártica me di cuenta de que los científicos aparecen un poco y después sale un narrador contando lo hermoso que es la Antártica. De hecho, cuando llegué y no vi nieve me sentí frustrado, sin embargo me preocupé de que los científicos contaran la historia”.
Una Fantasía Animada
Una historia protagonizada por científicos, pero atestiguada por animales que, en la fantasía del autor, son astronautas que en una misión secreta deben ayudar a la gente. “Hago eso con los animales para que se vea que todo es un trabajo en equipo. Siento que es tal cual como lo viví allá”, cuenta Picho con respecto al interludio animado que hizo en colaboración con Andrés Calderón, un ilustrador científico. “Yo le mandaba ideas de estos animales astronautas y lo que llegaba eran trabajos de otro planeta, eran increíbles. Sentí que todo el equipo, incluyendo a los científicos, me elevó un poco artísticamente como en los alcances”.
El documental, si bien tiene el encanto de la hermosura del paisaje, los cortos animados y el contenido educativo, también tiene su lado trágico: la contaminación, la indiferencia y el deshielo se toman una parte del documental en su parte más álgida. Para ambientar esta montaña rusa Patricio sabía perfectamente con quien contar, “sentí que estaba en el futuro cuando veía lo que grabé. Siempre tuve a Memo en la cabeza, porque él tiene un estilo de música superparticular, sentía que era perfecto”.
Boceto de foca por Andrés Calderón
Una compañía sonora
Guillermo Morán, músico electrónico con una basta carrera, fundador de Scope, miembro de Fractales Multipolares y exintegrante de Los Mismos, fue el encargado de darle música a este documental. “Para mí fue un desafío muy bonito tratar de reflejar todo el pensamiento que tenía Patricio con respecto al trabajo que estaba haciendo la gente de la Antártida”. Una banda sonora futurista y distópica, carente de ritmos y rica en sensaciones fue lo que logró Guillermo en un trabajo en su totalidad electrónico creado desde cero con las propias manos del músico, sin uso de plugins ni programación, solo hardware. “Ese fue uno de los desafío, hacer todo con máquinas de verdad. (…) Yo soy de tocar, no de programar”.
Una vez con el material en sus manos, Memo no paró de crear música, pues “el concepto de la Antártida a mí me voló a cabeza y fue una experiencia superbonita”. En las palabras del propio creador “es un trabajo bien ambiental, (…) escogí sonidos especiales para eso y es un trabajo bastante poético a la par con los mensajes que quiso dar Patricio”. Se hicieron bastantes tracks con temas centrales que van guiando los “minitemas” que unen todo el documental. El creador quedó tan conforme con el trabajo, que decidió hacer un disco con el soundtrack.
“Le mostré unas cosas primero de lo que yo pensaba y a Patricio le encantó, así que fue fácil el proceso”, expresa el músico orgulloso del resultado final. Por su parte Patricio quedó encantado con el trabajo de Guillermo “fue súper ese lenguaje y de verdad fue muy libre el trabajo, yo le decía mi punto de vista y Memo lo contaba de otra forma y así surgió su soundtrack”, música que no solamente acompaña la tragedia, sino también la comedia, “quise igual dejar humor, eso me llamó la atención, los científicos tenían muchas tallas”.
Guillermo Morán
Una Aventura sin Precedentes
“Si la gente me pregunta qué aprendí en lo humano -porque siempre hay enseñanzas en toda la aventura que uno vive- fue el tema de la colaboración, trabajar en equipo, es imposible no hacerlo” cuenta Picho respecto a lo vivido al fin del mundo, descripción que con seguridad identifica a todos quienes fueron parte del equipo de investigación y colaboradores del documental.
Aún no hay fecha de estreno del producto final de esta aventura sin igual, pero por el momento está disponible la serie documental que dio paso al largometraje. Nosotros estamos a la espera de ver el filme y, por su parte, los animales astronautas y sus hielos, mares y rocas están a la espera de la llegada del Homo Sapiens Antarticus, una nueva especie que promete una evolución fundada es ser más sabios y, por cierto, más reflexiva, más pensante, más humana.
Afiche oficial ilustrado por Andrés Calderón
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